El sitio es bastante chulo, Tiene una especie de barra central en la que hay una cinta trasportadora, por la que van los platillos con la comida (sushi y sashimi principalmente). La gracia del sitio es que tú vas cogiendo los platos de la cinta trasportadora, cada plato tiene el borde de un color, que indica el precio del mismo. Para pagar te suman los platos. Lo bueno que tiene es que no cierra la cocina, con lo que para mi que salgo a las 15:00 me viene bastante bien, porque llego y me aseguro que algo puedo comer...
No me pareció nada caro, puesto que comimos por 55 € las 3. De ahí nos fuimos a tomar un cafetillo, en principio al Café Oliver, pero estaba cerrado, con lo cual nos metimos en el primero que vimos.
Después de comer con las chicas, me fui pitando para casa, porque el viernes era el fin de semana sorpresa que Fran había organizado...
Después de haber hecho mogollón de cachondeo sobre el tema, se confirmó, como yo me imaginaba, que íbamos a Rascafría...
Qué ilusión, me encanta ese pueblo. De hecho, si algún día tengo la pasta suficiente para tener casita de veraneo, me encantaría que fuera allí.

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